jueves, 3 de mayo de 2007

ABORTO: CUARTO OSCURO

El aborto es un cuarto oscuro lleno de telarañas al que entras a tientas y al salir cierras la puerta y te comes la llave para no volver a verlo jamás.

Al menos así lo piensa Abril, que a los 20 años se sometió a un proceso de succión para interrumpir un embarazo de poco mas de dos meses. Fue cuando recién empezaba una exitosa carrera en las artes visuales. En ese tiempo tomaba unas pastillas anticonceptivas que sin receta había comprado. Una prueba casera confirmo el embarazo pero no lo creía y para no tener dudas se hizo un examen de sangre:

"Estábamos usando condón y llevábamos una relación de dos años, luego estábamos usando pastilla y alguna falla, digo anticonceptivos estábamos usando. Acabamos de salir de la universidad los dos. Yo no quería tener un niño pero mucho menos, mucho menos traer un niño que no quería eso es lo mas importante creo que me llevo a tomar esa decisión. Sí sientes cuando debería de; y yo no me sentía alegre por querer tener un niño"

Las palabras de su madre se le vinieron encima. También se había embarazado muy joven y contaba que iba feliz presumiendo su panza por la universidad mientras terminaba su carrera. La mamá de Abril fue madre soltera porque su padre nunca se hizo cargo, una historia que podría repetirse:

"Los hombres se desvanecen en el momento, obviamente hubo una separación claramente la relación ya no era la misma. Tome la decisión, se la plantee y el acepto. ¿intento convencerte para que no? No. La verdad me apoyo en todo, todo el tiempo. Obviamente después de eso la relación se desmorono"

Y allí comenzó a caminar por un terreno desconocido. Se lo contó a un par de primas que ya habían pasado por lo mismo y a una amiga. De voz en voz consiguió los datos de cuatro doctores, sabía que no quería caer con una curandera. 5 mil pesos costo el aborto. Abril y su novio consiguieron prestado, gastaron sus ahorros; tuvieron dudas:

"No tenía una idea de cuales eran los métodos, es como si abres una cortina y adentro esta un cuarto oscuro y no sabes lo que estas palpando. Ya cuando atravesaste la cortina negra te das cuenta que allí adentro es un desastre porque precisamente es todo tan submundo, porque todo esta tan lleno de telarañas tan tapado. A mi de repente el doctor me dijo va ser succión y es lo mejor que hay y lo mas seguro y pues yo accedí. El conocimiento que tengo al respecto de lo que me hicieron es nulo, ósea, yo creo que el 20 por ciento de lo que sé es lo que me dijo el doctor y después te cierras, te bloqueas y no quieres saber nada"

Solo dos veces estuvo en el consultorio, por cierto situado en una colonia residencial. En la primera el doctor le cuestiono si realmente quería hacerse un aborto. Y le dijo que no estaba de acuerdo pero que prefería hacerlo y sentirse tranquilo porque su paciente no correría riesgos

Tres días después llego a las 11 de mañana acompañada de su novio. Se puso una bata entro a la sala de operaciones y estuvo allí media hora, sin anestesia sintió cada paso que el doctor daba pero mucho se ha borrado de su memoria:

"Recuerdo escenas, lo que mas recuerdo es la mirada de la enfermera era una señora ya grande. Culpabilidad, como de no deberías de estar haciendo esto, acusadora"

Después del aborto, estuvo en observación otra hora y media. En ese tiempo lloro junto con su novio y luego le dieron las indicaciones: Regresar en una semana para una revisión y acudir de inmediato con el mismo médico si tenia sangrado. No asustarse, no ir a otra clínica porque podía ser peor:

"Viene la salida, que no es nada fácil, ósea cuando sales de allí todo, todo el peso de la sociedad, de tu educación, de ti misma que es lo mas importante recae no; y ahí es donde sales devastada y te sientes mal porque no hiciste algo que estaba el 50 por ciento bien. Pero finalmente llega un momento en que dices: ya lo hice. Y si te pasa tu vida completa y también tu futuro como debió ser y lo luego te pasa tu futuro como pudo haber sido si lo hubiera tenido. No había otra salida y ahora asúmelo. No regrese ósea y jamás regresare a ese lugar"

A sus 30, Abril dice que no se ve con un hijo de 10 años. Después de aquel noviazgo ha tenido otras relaciones, pero a nadie le ha contado, salvo a los que se enteraron en ese momento:

"Es algo muy difícil pero no me arrepiento de haberlo hecho, creo que esto es algo que me voy a llevar, lo guardas en una caja le cierras y te comes la llave"

En su modo de ver las cosas de cualquier forma ella salía perdiendo. Ahora dice que no usa anticonceptivos si no que se pone prácticamente una armadura: dispositivo intrauterino, condón, espermatizida. Y después de haber ido con otro ginecólogo que le confirmo su fertilidad quiere un día tener un hijo:

"Cuando te enfrentas al aborto no eres una villana y mucho menos una persona mala son situaciones. Y las situaciones y los destinos son distintos entonces cuando tu llegas a tomar esa decisión solamente tú, cada persona que se haya realizado un aborto sabe en ese momento porque lo hizo porque llego hasta allí. Tiene que haber una ayuda psicológica para después de… porque entonces te queda lo que a mi superarlo tu sola y no contarle a nadie"

EL VERDUGO

22 de febrero de 2007

Ya paso mas de una hora y todavía me duele la cabeza, no se si por el golpe emocional o por el olor a tinner o no se que cosa que salía de su boca, de los poros de su cuerpo mezclado con sudor y el inconfundible hedor a axila.

Platique con él por mas de 40 minutos nunca me vio a la cara, ocasionalmente al voltear pasaba sus ojos, de cualquier manera no se si me va a recordar. “El verdugo” le dicen y ayer durmió en La bomba con otros tres, se acaba de meter activo, un pegamento para tubos de pvc (los de cañería) que compra a 20 o 30 pesos en una tlapalería donde ya lo conocen.

Le pregunte que cómo se sentía y se quejo del ojo porque le cayo polvo del trapo que usa para limpiar los carros en un crucero. Aseguro que solo se tomo unas chelas.

El verdugo me contó parte de su vida. Allí en una esquina mientras pasaban los carros y los microbuses, me confeso que una noche se metió 5 grapas de coca, pero que ya lo dejo porque si el activo lo apendeja, la coca mas. Y es cara.

No puedo decir que su cara se desencajo o que cambio, porque desde que lo vi estuvo igual, pero agacho aun mas la cabeza y la movió cuando le pregunte por su papa. ¿se murió? Movio la cabeza; ¿los dejó? Movio la cabeza. Cuando ya no iba a insistir en el tema me dijo que estaba en el reclusorio oriente porque su mamá lo denuncio por violar a sus hermanas.

Antes de que empezara a bostezar me contó también que un tiempo estuvo casado y que murió su hija porque nació prematura. Luego su chava lo dejo por otro “que es peor” porque ese sí se mete coca y piedra. También me dijo que lo atropellaron en un crucero y “esta malo” de una pierna por eso ya no puede trabajar como albañil.

¿Has pensado rehabilitarte? No pues es que “eso sale de aquí y de aquí” y se señalo el corazón y la cabeza.

Para El Verdugo ser homosexual es un trabajo que debe respetarse como limpiar los parabrisas, pero dice que de eso no ha trabajado.

Mientras él hablaba no podía evitar hacerme las imágenes de su vida y también me sentí drogada. Ese sentimiento de flotar, de querer huir, de sufrir suavecito casi inconcientemente se transmite con solo platicar con El Verdugo, quizás por eso la gente no habla con él.

¿Cómo te pueden ayudar? Así como ahorita, como tu, hablando. Ayuda física y psicológica me dijo. Y quise abrazarlo pero no pude.

Me despedí de El Verdugo y del Negro, que dice que tiene 6 meses sin meterse nada. Hubo un tiempo que el Negro vendía grapas y estaba endeudado con su diller tanto que lo golpearon por no pagar. Ahora vende ramos de rosas en el crucero y me regalo un danette de chocolate.

En el camino hasta este teclado, conteste e hice llamadas, me reporte con mi jefe y pensé en como hacer mi nota. En que una nota no es suficiente. ¿Por qué no tengo talento literario, chingado?

Pensé en otras entrevistas y en que no voy a cambiarle la esponja a mi micrófono, haber si conserva el aliento de El Verdugo y lo huelen los diputados y los secretarios a los que entrevisto.

Pero sobre todo pensé en que no puedo dejar pasar estas cosas, quisiera escribir un montón de palabras en unas líneas sin sentir nada.

Maldigo a la sensibilidad social, al olfato, al papá de El verdugo, al doctor que no lo atendió cuando llego con su mujer parturienta y al dueño de la tlapalería que le vende el activo. Maldigo a la esquina donde se sienta en un sillón que les dio el camión de la basura.

Y a mi misma por la “brillante idea” de hacer historias de personajes de la ciudad y a mi jefe por pedirme esta historia primero, ¡si yo quería hablar con el bolero de la Alvaro Obregón!

Me doy cuenta ahora mismo que ya estoy en mi casa.