22 de febrero de 2007
Ya paso mas de una hora y todavía me duele la cabeza, no se si por el golpe emocional o por el olor a tinner o no se que cosa que salía de su boca, de los poros de su cuerpo mezclado con sudor y el inconfundible hedor a axila.
Platique con él por mas de 40 minutos nunca me vio a la cara, ocasionalmente al voltear pasaba sus ojos, de cualquier manera no se si me va a recordar. “El verdugo” le dicen y ayer durmió en La bomba con otros tres, se acaba de meter activo, un pegamento para tubos de pvc (los de cañería) que compra a 20 o 30 pesos en una tlapalería donde ya lo conocen.
Le pregunte que cómo se sentía y se quejo del ojo porque le cayo polvo del trapo que usa para limpiar los carros en un crucero. Aseguro que solo se tomo unas chelas.
El verdugo me contó parte de su vida. Allí en una esquina mientras pasaban los carros y los microbuses, me confeso que una noche se metió 5 grapas de coca, pero que ya lo dejo porque si el activo lo apendeja, la coca mas. Y es cara.
No puedo decir que su cara se desencajo o que cambio, porque desde que lo vi estuvo igual, pero agacho aun mas la cabeza y la movió cuando le pregunte por su papa. ¿se murió? Movio la cabeza; ¿los dejó? Movio la cabeza. Cuando ya no iba a insistir en el tema me dijo que estaba en el reclusorio oriente porque su mamá lo denuncio por violar a sus hermanas.
Antes de que empezara a bostezar me contó también que un tiempo estuvo casado y que murió su hija porque nació prematura. Luego su chava lo dejo por otro “que es peor” porque ese sí se mete coca y piedra. También me dijo que lo atropellaron en un crucero y “esta malo” de una pierna por eso ya no puede trabajar como albañil.
¿Has pensado rehabilitarte? No pues es que “eso sale de aquí y de aquí” y se señalo el corazón y la cabeza.
Para El Verdugo ser homosexual es un trabajo que debe respetarse como limpiar los parabrisas, pero dice que de eso no ha trabajado.
Mientras él hablaba no podía evitar hacerme las imágenes de su vida y también me sentí drogada. Ese sentimiento de flotar, de querer huir, de sufrir suavecito casi inconcientemente se transmite con solo platicar con El Verdugo, quizás por eso la gente no habla con él.
¿Cómo te pueden ayudar? Así como ahorita, como tu, hablando. Ayuda física y psicológica me dijo. Y quise abrazarlo pero no pude.
Me despedí de El Verdugo y del Negro, que dice que tiene 6 meses sin meterse nada. Hubo un tiempo que el Negro vendía grapas y estaba endeudado con su diller tanto que lo golpearon por no pagar. Ahora vende ramos de rosas en el crucero y me regalo un danette de chocolate.
En el camino hasta este teclado, conteste e hice llamadas, me reporte con mi jefe y pensé en como hacer mi nota. En que una nota no es suficiente. ¿Por qué no tengo talento literario, chingado?
Pensé en otras entrevistas y en que no voy a cambiarle la esponja a mi micrófono, haber si conserva el aliento de El Verdugo y lo huelen los diputados y los secretarios a los que entrevisto.
Pero sobre todo pensé en que no puedo dejar pasar estas cosas, quisiera escribir un montón de palabras en unas líneas sin sentir nada.
Maldigo a la sensibilidad social, al olfato, al papá de El verdugo, al doctor que no lo atendió cuando llego con su mujer parturienta y al dueño de la tlapalería que le vende el activo. Maldigo a la esquina donde se sienta en un sillón que les dio el camión de la basura.
Y a mi misma por la “brillante idea” de hacer historias de personajes de la ciudad y a mi jefe por pedirme esta historia primero, ¡si yo quería hablar con el bolero de la Alvaro Obregón!
Me doy cuenta ahora mismo que ya estoy en mi casa.
jueves, 3 de mayo de 2007
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